Salud Mental

no sentirse suficiente

No sentirse suficiente, ¿cómo superarlo?

¿Te has sentido alguna vez como si nunca fueras lo suficientemente bueno, a pesar de tus logros y esfuerzos? Esa sensación de no sentirse suficiente puede influir profundamente en cómo nos percibimos y cómo interactuamos con los demás. Aquí te comparto los principales síntomas de esta creencia, para que puedas identificar si te ocurre algo similar:

1. Te dejas al último

Uno de los signos más comunes es postergar tus propias necesidades para priorizar las de los demás. Puede manifestarse en cosas pequeñas, como servirte de comer al último, o más significativas, como cancelar tus actividades de autocuidado para atender a otros.

2. Ignoras tu propia opinión

¿Alguna vez te has encontrado en una situación en la que no sabes realmente qué opinas? Esto puede suceder cuando te acostumbras tanto a escuchar y priorizar las opiniones de los demás que dejas de lado la tuya.

3. No inviertes en ti

Si inviertes tiempo, dinero y atención en otras personas, pero apenas te das lo mínimo necesario para sobrevivir, es un claro indicativo de que no te estás valorando lo suficiente.

4. Aceptas ser elegido sin preguntarte si tú quieres elegir

Otro síntoma es cuando alguien te elige como pareja, amigo o empleado y ni siquiera te detienes a preguntarte si eso es lo que tú realmente deseas. Te conformas con ser elegido, sin darte cuenta de que también tienes el poder de elegir.

5. Aceptas menos amor y respeto del que mereces

Si aceptas recibir poco amor, atención o respeto, o incluso soportas maltratos, injusticias y abusos, puede deberse a que sientes que no mereces más.

6. Te cuesta aceptar halagos

¿Te incomoda cuando alguien te elogia o agradece por algo? Esto puede ser una señal de que te cuesta reconocer tus propios méritos, como si no merecieras ese reconocimiento.

7. “Síndrome del impostor”

El famoso síndrome del impostor también puede ser un síntoma. Es cuando te sientes como un fraude, incluso si sabes lo que haces. Te cuestionas si realmente tienes la capacidad de ayudar a otros o avanzar en tu carrera, y piensas que aún te falta más por aprender o hacer.

8. Crítico interno severo

Tu propio crítico interno es implacable y te dice que nunca es suficiente. Siempre crees que deberías esforzarte más o evitar equivocarte. Este pensamiento constante de que no lo estás haciendo bien te agota y limita.

¿Quieres leer un poco más sobre esto? Dale clic aquí 

9. Comparaciones constantes

Si te comparas constantemente con los demás y siempre encuentras que te falta algo en comparación con ellos, es un síntoma claro de que no te sientes suficiente. Magnificas las fortalezas de los demás mientras minimizas las tuyas.

10. Sentirte incapaz ante los retos

Finalmente, si los retos de la vida te abruman y te hacen sentir que no puedes superarlos, podrías estar desarrollando relaciones de dependencia con personas que percibes como más fuertes o capaces que tú.


¿Te identificas con estos puntos?

Si es así, no te juzgues. Esto no es algo que elegiste; son creencias que aprendiste, posiblemente derivadas de heridas emocionales como el rechazo, el abandono o la injusticia. Estas experiencias nos hacen creer que no somos suficientes para ser vistos, reconocidos o respetados.

De niños, solemos interpretar las experiencias negativas como un reflejo de que hay algo mal en nosotros. Con el tiempo, estas creencias se arraigan y nos afectan como adultos. Además, las creencias familiares o culturales, como “tienes que esforzarte más” o “tienes que ser como los demás”, también contribuyen a que nunca nos sintamos suficientes.

¿Cómo romper con esta creencia?

La clave está en darte cuenta de que la creencia “no soy suficiente” es solo eso: una creencia, no una realidad. No importa cuántos requisitos cumplas o cuántos logros alcances, si no trabajas en cambiar esta percepción, seguirás sintiéndote insuficiente.

Empieza por valorarte, invertir en ti mismo, y aceptar que mereces lo mejor sin necesidad de cumplir con expectativas irreales. Recuerda que la suficiencia no viene de lo externo, sino de cómo te percibes a ti mismo.

Cambiar esta creencia toma tiempo, pero es posible. Trabaja en tu autoestima y en el reconocimiento de tu valor intrínseco. Tú eres suficiente, solo tienes que creerlo.

¿Te has identificado con alguno de estos síntomas? ¡Déjame tus comentarios y comparte tu experiencia!

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¿Qué emociones produce la navidad?

¿Qué emociones produce la Navidad?

Las navidades son una época en la que ocurren muchas cosas en un corto período de tiempo y por eso es un tiempo de muchas emociones encontradas. Pareciera que las navidades tienen que ser una época feliz, alegre, de canciones, comidas, regalos, pero la verdad es que hay mucha gente que se siente triste, abandonados, decepcionados y con pocas ganas de celebrar estas fechas. Por eso en este artículo hablaremos de qué emociones produce la Navidad.

Emociones en la Navidad

La Navidad para cada uno, será una época de distintas emociones y sensaciones, que normalmente tienen relación con los acontecimientos recientes que han ocurrido en la vida de la persona y también de sus experiencias de infancia.

En la infancia, la Navidad se asocia a vacaciones, comidas de navidad con la familia, regalos, actividades diferentes y agradables, por lo que de normal para un niño es una época de felicidad o que se asocia a emociones positivas y esto depende al 100% de cómo los adultos que están alrededor del niño viven esta época del año.

Cuando somos adultos, una de las emociones más asociadas a la Navidad es la ansiedad y puede deberse a distintos motivos, entre ellos:

  • Las comidas de navidad con la familia, las empresas, amigos y compromisos varios.
  • Cierre de año en cuanto a temas laborales.
  • Adornar casa, trabajo y cualquier otro espacio.
  • Compra de regalos de navidad.
  • Planificación de actividades.
  • El peso corporal.
  • Mantener conversaciones difíciles o anticiparse a ellas.

Por estas cosas y otras, es que para muchos las fiestas son un momento en que se desbordan y no tienen deseos de que lleguen.

Otra emoción que suele aparecer en las fiestas navideñas es la tristeza o melancolía. Esto puede deberse a no poder celebrar las fiestas con las familias, ejemplo: los emigrantes que tienen su familia en el país de origen. O a la pérdida de algún familiar y lo mucho que significaba para todos. También una ruptura de pareja o divorcio puede generar esta sensación de tristeza y malestar.

¿Cómo manejar las emociones en Navidad?

  1. Algo importante en esta época es que puedas buscar un tiempo para ti, para cultivar amor propio y experimentar y acompañar las emociones que estés sintiendo en estas fechas, que pueden ser muchas y muy diferentes entre ellas. Busca momentos para que disfrutes de ti.
  2. Haz actividades que te agraden, las navidades son la oportunidad perfecta de hacer cosas que seguro te gustan, pero no puedes hacer todo el año. Revisa los itinerarios en tu ciudad para que puedas apuntarte a cosas que sean de tu agrado.
  3. Es una época de dar, tal vez participar de un voluntariado o incluso de algo tan sencillo como donar un juguete, puede que mejore mucho tu navidad.
  4. Hazlo sencillo, no te compliques la vida con menús muy elaborados a los que tal vez no puedas dedicarle todo el tiempo del mundo, mantén todo sencillo y práctico.
  5. Realiza tus compras navideñas con tiempo para que no te sientas estresado/a el último día.
  6. Participa en aquello que realmente quieras, es decir, no te tienes que apuntar a todos los amigos invisibles que te quieran incluir o ir a todas las fiestas a las que recibas invitación. Haz aquello que realmente disfrutes.
  7. Si estás pasando por un duelo, acompaña tus emociones escribiendo sobre ellas. El journaling puede ser un gran aliado en este momento de tu vida.

En estas navidades te invitamos a invertir en tu salud mental. Puedes hacerlo con nosotros, rellenando nuestro formulario, te daremos toda la información que necesitas sobre nuestra consulta online o presencial.

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las redes sociales y su impacto en la autoestima

Las redes sociales y su impacto en la autoestima

Las redes sociales se han vuelto una parte esencial en nuestras vidas, convirtiéndose en un lugar donde compartimos toda clase experiencias, desde las más cotidianas a las más íntimas o importantes. En España, según datos de Digital Report, el 87% de los españoles tiene alguna red social descargada y nos pasamos un promedio de 2 horas diarias en ella.

Con estos datos, es fácil entender por qué las redes sociales tienen un impacto importante en nuestras vidas y, por tanto, en nuestra autoestima.

El propósito de las redes sociales

Las aplicaciones de redes sociales nacieron con la intención de facilitar el contacto de las personas entre sí y hacer amigos. Allá por el lejano 1997, SixDegrees es considerada la primera red social que, a partir de la teoría de los 6 grados de separación, permitía conectar a la gente entre sí. Poco tiempo después, a principios del milenio, aparecieron Myspace, Lindklin y Facebook, esta última tenía como objetivo puntuar a los miembros de la universidad en función de su atractivo físico.

Las redes sociales evolucionaron y se convirtieron en un lugar donde, aparte de conectar a la gente y fomentar amistades, se podía compartir toda clase de vivencias a base de fotos, videos o mensajes inspiracionales.

Actualmente, las redes sociales nos conectan globalmente con todo el mundo, podemos ver en directo a nuestro artista favorito o cualquier persona tiene la posibilidad de retransmitir su propia vida. Y en ese entorno han surgido los profesionales del medio: los influencers que, con millones de seguidores, se dedican a vendernos un estilo de vida muchas veces por encima de nuestras posibilidades, recomendando marcas e influyendo en el comportamiento de las personas.

Por todo esto, es que las investigaciones apuntan al importante impacto que tienen las redes sociales en nuestro estilo de vida y la autoestima.

La importancia de la autoestima

La autoestima es la valoración que cada persona hace de sí misma, tiene que ver con sentirnos capaces y con sentirnos valiosos. Capaces para aprender, para tomar decisiones, realizar elecciones que me beneficien. Y la valía personal, tal como nos dice Branden (2020), tiene que ver con el respeto a uno mismo y con la forma en la que encaramos la vida diaria.

Como puedes darte cuenta, la autoestima es uno de los aspectos más importante de la salud mental y que está ligada a nuestro bienestar. Mientras mejor nos valoremos, tendremos resultados más positivos, sabremos encarar la presión, viviremos con menos estrés y tendremos más estrategias para afrontar las situaciones difíciles.

El impacto de las redes sociales en nuestra autoestima

Investigaciones recientes como la de Guven (2019), nos demuestran que cuando una persona está en redes sociales, viendo lo que comparten amigos, familia, artistas famosos o influencers, esa persona tiende a pensar que la vida de ellos es mucho mejor, que son más felices y que su vida es más simple o triste.

Esta evaluación negativa de su propia vida hace que la autoestima de las personas vaya decayendo. Especialmente ocurre en adolescentes (14 -18 años) y en adultos jóvenes (18 a 30 años), que son los que pasan más tiempo en pantalla.

Las comparaciones son algo que hacemos a menudo, pero que las redes sociales han potenciado, porque ya no solo te comparas con tu entorno cercano como antaño, y que, habitualmente, se comparte características similares, sino que ahora también te comparas con personas que tienen otro nivel de ingreso, que pueden viajar más, salir a comer a sitios a los que tal vez tú no tienes acceso, vivir en casas lujosas o comprar cosas costosas.

Y el impacto que esto provoca es mayor cuando más tiempo pasamos en las redes sociales, generando estrés, ansiedad y depresión, en algunas personas, especialmente si ya tienen un problema de baja autoestima.

¿Y cómo influye las redes sociales en nuestro estilo de vida?

Hay muchos aspectos que influyen en nuestro estilo de vida y autoestima y uno de los más importantes actualmente es el uso de las redes sociales. Los estudios, como el de Guvan (2019) o el de Jan, Soomro y Ahmad (2017), reflejan que las personas con baja autoestima pasan más tiempo en redes sociales y buscan la manera de aparentar algo que no son en sus perfiles.

Para estas personas con baja autoestima, las redes sociales son un entorno más seguro, donde muchas veces no hace falta ni poner su foto y donde pueden expresar sus emociones y opiniones sin sentirse juzgados o señalados, pero esto, que puede parecer algo positivo, muchas veces lo que hace es que en su día a día las personas con baja autoestima se aíslen más y tenga menores habilidades sociales.

Por otra parte, las personas con alta autoestima, sí que consideran importante compartir en redes sociales, pero su autoestima no se ve tan reforzada por los estímulos externos como puede ser el número de seguidores o me gustan en las publicaciones y disfrutan más de su día a día con otras personas.

¿Qué podemos hacer para disminuir la influencia de las redes sociales en nuestra autoestima?

  • Disminuir el tiempo que pasamos en las redes sociales: las investigaciones señalan que mientras más tiempo pasamos consumiendo contenido en redes, más probabilidades de que nos comparemos y nos sintamos mal. Entonces es necesario ir poco a poco disminuyendo la exposición.
  • Tener claro que la mayoría de las personas solo muestra una porción muy pequeña de su vida en redes sociales y casi siempre se busca mostrar lo mejor, proyectando una imagen irreal de ellos mismos y su vida.
  • Relaciónate con las personas fuera de la vida online: pasa más tiempo con amigos, familia y conocidos sin tener que estar conectados a las redes sociales.
  • Disfruta el presente y comparte después: puedes disfrutar de la actividad y el momento, tomar fotos y videos en tu teléfono y luego subirlo a las redes, sin tener que cortar el momento que estás viviendo para poder compartirlo en redes sociales.

Estas ideas pueden ayudarte a mejorar tu autoestima y la relación con las redes sociales y si crees que esto te afecta podría ser de ayuda, buscar acompañamiento psicológico, revisa nuestra terapia online en este link.

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problemas psicológico o trastorno

¿Cómo saber si sufro de un trastorno psicológico?

Si nos fijamos a pie de calle, el hecho de que los conceptos psicológicos estén fácilmente a nuestro alcance, ya sea a través de libros, películas, series o videos de YouTube o TikTok, ha favorecido que etiquetemos, de forma habitual, a las personas de nuestro alrededor con un determinado trastorno mental.

Si alguien nos cuenta que ha estado llorando todo el día, le decimos que eso es depresión; y si el hijo de la vecina no para quieto es porque sufre de un déficit de atención con hiperactividad; o si un amigo nos comenta que últimamente se siente nervioso es porque tiene estrés. Que decir cuando percibimos en nosotros mismos una serie de síntomas de malestar poco habituales… En esas situaciones nos angustiamos si empezamos a creer que padecemos un trastorno mental, y que se acrecienta si las personas de nuestro alrededor corroboran esa idea. Y aunque algunas veces, nuestra intuición no nos falla, otras podemos estar totalmente equivocados.

Establecer una línea de separación entre un comportamiento normal y uno patológico (trastorno mental) puede llegar a ser una tarea difícil, ya que depende de diferentes factores y circunstancias y tampoco existe un criterio unánime entre la comunidad científica que distinga claramente ambas condiciones.

Una de las dificultades radica en que la aparición de un síntoma (o varios) en una persona puede deberse a un trastorno mental, pero el mismo/s síntoma en otra situación o persona puede ser totalmente normal. Por ejemplo, si una persona está apática, sin energía y con ganas de llorar, es posible que esté padeciendo un trastorno del estado de ánimo, pero si descubrimos que está sintiéndose así por la muerte reciente de un ser querido, podemos concluir que es un «comportamiento totalmente normal«. En otros casos, la línea que separa cuando es un trastorno y cuando no lo es más fina.

¿Qué es un «comportamiento normal»?

Para entender la diferencia, podemos partir de lo que entendemos por comportamiento normal, que sería el comportamiento más habitual que realizan la mayoría de personas, del mismo grupo y rango de edad, en una determinada circunstancia y que favorece al desarrollo personal, a las actividades y objetivos fijados, generando actitudes funcionales tanto para la vida como en las relaciones con los demás. Es decir, es la forma de actuar más esperable y semejante en el que la mayoría de personas actuaría en esa misma situación.

¿Qué es un comportamiento patológico?

Ahora mismo os estaréis preguntando: bueno, y entonces, ¿qué es un comportamiento patológico? El trastorno mental sería aquella forma de comportarse poco frecuente y que se aleja de como lo harían la mayoría de personas.  Aun así, esta distinción no es del todo confiable, porque hay comportamientos poco frecuentes que realizan las personas y que no los catalogaríamos de trastorno mental.

 Uno de los factores definitorios del trastorno mental es que acostumbra a causar malestar a la persona que lo sufre y a su entorno próximo. Afecta a la forma de pensar (generando distorsiones), a la gestión emocional, a la capacidad de solucionar problemas y al desarrollo de la personalidad y/o aprendizaje. Aunque no en todos los casos.

Para concretar qué más puede considerarse como un trastorno mental y que no lo es, podemos tomar como referencia la definición que nos proporciona el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) de la asociación americana de psiquiatría (APA):

Un trastorno mental es un síndrome caracterizado por una alteración clínicamente significativa del estado cognitivo, la regulación emocional o el comportamiento del individuo que refleja una disfunción de los procesos psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen en su función mental. Habitualmente, los trastornos mentales van asociados a un estrés significativo o a discapacidad, ya sea social, laboral o de otras actividades importantes. Una respuesta predecible o culturalmente aceptable ante un estrés usual o una pérdida, tal como la muerte de un ser querido, no constituye un trastorno mental. Los comportamientos socialmente anómalos (ya sean políticos, religiosos o sexuales) y los conflictos existentes principalmente entre el individuo y la sociedad no son trastornos mentales, salvo que la anomalía o el conflicto se deba a una disfunción del individuo como las descritas anteriormente.”

DSM -V

Factores de un trastorno mental

De lo expuesto hasta ahora, podemos rescatar varios factores que pueden ayudarnos a determinar cuándo podemos considerar que estamos frente a un trastorno mental, y que exponemos a continuación:

  • El malestar significativo o discapacidad: en la casi totalidad de trastornos se indica que debe existir un deterioro o malestar de la persona en una o varias áreas. Lo más habitual es que ese malestar sea personal e interno, donde aparecen sensaciones físicas y pensamientos que se perciben como desagradables, anómalas e involuntarias. Por tanto, si hay sufrimiento es un indicador de trastorno mental. Pero, aunque la mayoría de veces es así, otras veces, no es imprescindible la aparición de ese sufrimiento interno, sino que la patología se ubica en el deterioro de otras áreas de la vida, como la laboral, social o familiar. Por ejemplo, una persona con un trastorno de personalidad puede sentirse a gusto y feliz consigo misma, pero, por otro lado, sus comportamientos disfuncionales pueden estar afectando negativamente a varias áreas de su vida, deteriorando sus relaciones sociales, de pareja, etc.
  • Contexto vital: como nos indica el DSM, el momento en que aparece el malestar también puede ayudarnos a discernir si se trata de un trastorno o no. Como dijimos antes, si el malestar es esperable por la situación en la que vive la persona (como tristeza ante una pérdida, nervios antes un examen, etc.) no debería considerarse como patológico. En cambio, si el comportamiento o reacción (tanto por defecto como por exceso) no es acorde a la situación en la que aparece, es un indicio de que se trate de un trastorno mental.
  • El número de síntomas: en algunos trastornos mentales es necesario la aparición de un mínimo número de síntomas para considerarlo un determinado trastorno.  Por ejemplo, en el trastorno Depresivo Mayor es necesario cumplir un mínimo de cinco síntomas. Cuanto más síntomas haya más probable es que se trate de un trastorno mental. También es indicador de la gravedad del trastorno.
  • Frecuencia: el número de veces en el que aparecen los síntomas (malestar) o un comportamiento anómalo también es un indicador de trastorno mental. Un malestar puntual no suele considerarse como patológico, en cambio, un malestar que aparece dos o tres veces al día, es señal de un trastorno grave. Así que, cuanto mayor sea la frecuencia, más probable de que sea un trastorno patológico.
  • Coherencia en el discurso: la desorganización, la incoherencia en el habla o la incapacidad de comunicarse pueden ser otros indicativos de padecer un trastorno mental.
  • Áreas afectadas: el malestar patológico puede surgir solo en un área o situación determinada (como por ejemplo una fobia específica) o manifestarse en varias áreas de vida. Cuantas más áreas afecte más incapacitante y grave es.
  • Aparición de pensamientos irracionales (rígidos y extremos): la mayoría de trastornos mentales tienen en común la afectación de las cogniciones en forma de creencias, suposiciones y sesgos, que son formas de interpretar la realidad poco adaptativas y rígidas, y acostumbran a ser extremas y catastróficas.

Conclusión

En resumidas cuentas: en la mayoría de casos, podemos sospechar que padecemos un trastorno mental (o alguien cercano lo padece), cuando tenemos un malestar o deterioro significativo que afecta a una o varias áreas de vida de la persona, ya sea a nivel personal, social o laboral. Una afectación que altera la forma de pensar, actuar y sentir de la persona y que no sería una consecuencia esperable de un acontecimiento determinado.

Si después de leer este artículo te han surgido dudas, puedes consultarnos a info@insightmental.com y te contestaremos lo antes posible. También puedes seguirnos en nuestras redes sociales.

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Fatiga pandémica insight mental

¿Cómo podemos lidiar con la fatiga pandémica?

El año pasado, estuvo marcado por la pandemia, en marzo 2020 el gobierno de España decretaba el Estado de Alarma y nos confinaba a todos en nuestras casas (días después ocurriría esto en toda Latinoamérica), recuerdo exactamente ese día como si fuera ayer, ir al supermercado y ver estantes vacíos, el miedo de que alguien se te acercara mucho, no saber bien que hacer, el exceso de noticias y para saber qué está pasando y al final escuchar esas cifras día tras día desgarradoras.

Particularmente decidí enfocarme a trabajar, leer y hacer esas cosas que siempre pospongo por falta de tiempo, como ordenar los armarios o sacar cosas que ya no utilizaba. Los días pasaban y aquello que iba a ser solo 15 días, se convirtió en más de dos meses de confinamiento y en una desescalada que parecía no acabar nunca.

Y así hemos estado durante más de un año, un año de muchas pérdidas, de trauma colectivo, de sentir que no acaba nunca y de no querer dar pasos en falso, porque no sabemos bien qué viene después, estamos cansados y a veces no sabemos cómo lidiar con la fatiga pandémica. Escuchamos sobre economía, sobre el teletrabajo, avances tecnológicos y sí, algo empieza a decirse sobre la salud mental, pero muy poco (como siempre).

¿Qué es la fatiga pandémica?

La fatiga pandémica es este estado de agotamiento y cansancio de la situación, sostenidos en el tiempo y que están directamente relacionados a lo que está ocurriendo con el Covid-19 en el mundo y aunque somos seres adaptativos, vivir tanto tiempo en incertidumbre lo que hace es incrementar esa sensación de miedo y cansancio y nos activa a la búsqueda de seguridad y confort.

Y ¿qué podemos hacer al respecto?

¿Qué podemos hacer para lidiar con la fatiga pandémica?

Lo primero es hacer una pausa para poder escuchar aquello que necesitamos. La verdad es que cada caso es distinto, si tienes hijos pequeños, tus necesidades son diferentes, si estás a cargo de tus padres igual, si no tienes nada de esto, pero a lo mejor tienes un negocio y hay gente que depende de ti, te sentirás de alguna forma diferente, por eso todo esto puedes adaptarlo a tus circunstancias particulares.

1. Revisa tu nivel de cansancio/agotamiento

Durante el día este variará, es importante que lo revises porque te está dando muchas pistas de lo que necesitas. ¿Cómo puedes hacerlo? Introduce pequeñas pausas en tu rutina y haz un escáner ¿Cómo se siente el cuerpo? ¿tus pensamientos dónde están? ¿Cómo te sientes?

Una vez hecho esto, qué puedes hacer para mejorar tus niveles de cansancio. Incorpora actividades que te llenen de satisfacción : estar con tus plantas, escuchar música o bailar un poco, colocar aceites esenciales en un difusor, rezar, pintar mandalas.

2. Movimiento

Una de las cosas que ha traído esta época, es la poca movilidad que estamos teniendo, si nunca has hecho ejercicios tal vez puedas comenzar con caminatas o estiramientos y si haces o hacías ejercicios ve incorporándolos nuevamente en tu estilo de vida, ya sea que los hagas en casa, que vuelvas al gym (si están abriendo) o que hagas un rato en algún parque.

3. Escribe

La escritura es potente, nos permite poner afuera todo lo que hay dentro. Si no sabes por dónde empezar, mi cuaderno de autoconocimiento tiene preguntas que puedes contestar, aún así si solo tomas papel y boli y comienzas a escribir libremente, ya verás cambios en ti.

4. Atención plena

Aunque nuestra mente divague, es importante trata de traerla al presente y esto solo puedes hacerlo con mucha práctica, meditar e intentar hacer las actividades del día con mucha presencia, nos ayudan a hacer este proceso más fácil.

5. Necesidades

Escucha lo que necesitas, tal vez estar más contigo, o socializar, tal vez extrañas mucho viajar, o estar en la naturaleza y ahora pregúntate Cómo puedes saciar eso en el presente. Si quieres estar con otras personas pero no pueden quedar físicamente ¿será que pueden hacerlo virtualmente y tal vez planificar una actividad juntos? Hace unos meses mi hermano me regalo unas entradas a un stand comedy virtual y lo disfrutamos juntos, íbamos comentando por teléfono a la vez que lo veíamos.

¿Te gusta viajar y ver cosas nuevas? Prueba salir a caminar por nuevas rutas o calles que casi nunca exploras, ve con curiosidad y ganas de ver cosas nuevas, te puedes llegar a sorprender.

6. Autocuidado

Ahora más que nunca es importante estos espacios de cuidado y de momentos que sean solo para ti. Puedes incorporar prácticas que vayan desde lo más superficial (como hacerte las manos o un masaje) a cosas más profundas (como el desarrollo personal), lo importante es que sea tu espacio y que hagas lo que quieras y que te sienta bien.

En esta pandemia es importante estar presente en nosotros mismos, sin descuidar lo que tenemos afuera, pero dándonos espacios de autocuidado y de satisfacer nuestras necesidades, con una mirada bondadosa y compasiva.

Recuerda que no estás sola/solo, que si requieres ayuda para lidiar con la fatiga pandémica puedes escribirme para sesiones terapéuticas.

Y que solo en los espacios de cuidado es que vas a poder recuperarte del cansancio que nos está dejando toda esta situación..

Gracias por leerme y regalarte este espacio

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