Si has sufrido recientemente la pérdida de un ser querido puede que, en estos momentos, las emociones que estés sintiendo te parezcan abrumadoras e incontrolables. Y aunque se trate de una situación que todo el mundo, tarde o temprano, va a tener que vivirla (seguramente más de una vez en la vida), sabemos que el dolor que se siente es enorme e indescriptible y que la sensación de malestar parece que no va acabar nunca.
Puede que durante este proceso te haya surgido la pregunta de si sentirte como te sientes es normal o por el contrario estés padeciendo un duelo complicado. Por eso, en el siguiente post, queremos ayudarte a diferenciar las características de un proceso de duelo adecuado de uno que pueda ser problemático y requiera ayuda profesional.
El duelo
El duelo o un proceso de duelo se podría concebir como una reacción y adaptación que se produce tras una pérdida importante en la vida (como la de un ser querido) tanto a nivel emocional, como mental y conductual. La característica más frecuente es el gran dolor emocional que se experimenta tras la muerte y habitualmente las personas manifiestan sentir una gran tristeza, sensación de vacío y aflicción.
También se describen frecuentemente los sentimientos de enfado, ansiedad, impotencia, shock, culpa, anhelo y emancipación.
Además, hay que señalar que, si bien la muerte afecta a todos los seres humanos, sea cual sea su edad y condición, ésta es vivida de modo diferente según la etapa vital en que se encuentre el individuo, su cultura o su lugar de procedencia.
Hemos de entender el duelo como un proceso “normal”, que tiene una duración determinada y variable en cada persona (de unos cuantos meses a dos años) y con una evolución previsiblemente favorable. No hay que considerarlo como un trastorno, sino que su adecuada elaboración proporciona un mayor grado de madurez y crecimiento personal. Del mismo modo, sabemos que las pérdidas implican gran sufrimiento para la mayoría de las personas, pero sólo una minoría presentará trastornos psíquicos y/o complicaciones en el proceso de resolución.
Hay que remarcar que, algunas veces, un proceso de duelo adecuado puede confundirse con depresión y provocar que se medique a una persona para amortiguar unas respuestas emocionales que son del todo normales. Y, de la misma forma, el hecho de estar en un proceso al que se considera normal como reacción ante una pérdida, puede provocar que pase desapercibido un duelo complicado, en el cual sí sería necesario ayuda profesional.
Para entender la diferencia entre uno y otro podríamos aceptar que, en términos generales, un proceso de duelo adecuado se manifiesta de la siguiente forma:
Duelo normal o adecuado
- La pena se expresa normalmente.
- Tiene una duración limitada en el tiempo (aproximadamente entre uno y dos años).
- Durante los primeros días aparecen emociones muy intensas y frecuentes, como tristeza, ansiedad, culpa, rabia, impotencia.
- Tras los primeros días y/o semanas, el doliente reemprende las actividades de la vida cotidiana con ánimo desganado, desmotivado y con ansiedad.
- Pasados los primeros meses (este período varía mucho dependiendo de las personas) la angustia disminuye de forma significativa y la persona inicia un proceso de reconstrucción vital. Aunque en muchos momentos del proceso su mundo afectivo y emocional no es igual al de antes de la pérdida, se empiezan a restaurar progresivamente las funciones básicas (apetito, sueño, deseo sexual…), se reemprenden las actividades habituales y los estados de ánimo positivos aparecen con mayor frecuencia.
- No hay un momento final establecido, pero se puede decir que el proceso tiene una resolución positiva cuando desaparece la amargura y el doliente es capaz de pensar en la persona que ha perdido con afecto y serenidad.
Duelo complicado
En cambio, cuando estamos hablando de un duelo complicado suele suceder que:
- La pena no aparece o no se expresa en absoluto, ni siquiera pasados los primeros días o, al contrario, se manifiesta con la misma intensidad durante un largo período de tiempo, semanas o incluso meses.
- Se manifiesta una culpa excesiva o continuos autorreproches por la incapacidad de la persona a desvincularse del fallecido y no aceptar la pérdida.
- Se es incapaz de recomenzar su vida en un mundo donde no está fallecido, impidiendo que la persona se reincorpore a su vida cotidiana, trabajo o retome de nuevo las amistades y las relaciones sociales.
- A partir de los seis meses del fallecimiento, aparece cualquier alteración mental (fundamentalmente depresión, trastornos de ansiedad y adicciones).
Indicadores de necesidad de ayuda profesional
Existen una serie de indicadores ante los cuales pueda ser conveniente solicitar ayuda profesional elaborada por la Sociedad Española de Cuidados paliativos (SECPAL). Hay que tener claro que lo que determinará la existencia de problemas no son los propios indicadores sino más bien su frecuencia, intensidad y/o duración y el hecho de que interfieran en el funcionamiento habitual de la persona.
- Pensar tanto en la persona querida que incluso resulta difícil hacer las tareas que habitualmente realiza.
- Recordar su ausencia con una enorme y profunda tristeza o consumirse pensando en la posibilidad de que vuelva.
- Buscarle por todas partes y a casi todas las horas.
- Sentir soledad intensa.
- Carecer de planes y metas.
- Sentirse insensible e indiferente, sin ningún tipo de respuesta emocional.
- Experimentar incredulidad respecto a la muerta cierta y querer pensar que todo es un mal sueño.
- Sentir la vida vacía y sin sentido.
- Experimentar que se ha muerto una parte de sí mismo.
- Presentar los mismos síntomas o adoptar alguno de los hábitos perjudiciales del fallecido.
- Estar amargado y siempre enfadado.
- Sentirse culpable por estar vivo o creer que es injusto seguir vivo estando la persona querida muerta.
- Pensar que el mundo ya no es como antes, que ha perdido la confianza en los demás y que no es un lugar seguro ni controlable.
- Sentirse inútil.
- Tener verdaderas dificultades para aceptar la muerte.
- Sentirse mal por seguir adelante con su vida (por ejemplo, hacer nuevos amigos o interesarse por sosas diferentes).
- Aumentar el consumo de alcohol, tabaco o pastillas.
- Sentirse morir acompañado de malestar físico.
- Notar síntomas físicos inusuales como adelgazamiento excesivo, aumento de la tensión, etc.
- Aparecen ideas de suicidio.
Es preciso subrayar que todas estas reacciones son normales si se dan en cierta medida. El problema se produce cuando acontecen a diario con una intensidad desbordantes y afectan al funcionamiento habitual frecuentemente.
Factores de riesgo
A parte de estos indicadores existen una serie de factores de riesgo que hacen más probable que una persona desarrolle un proceso de duelo complicado. Por ejemplo, en una catástrofe como la pandemia del COVID19, el hecho de que la pérdida se produzca de forma inesperada, no poder acceder ni recibir apoyo de los familiares ni de la red social cercana y se hayan prohibido los habituales ritos de despedida, puede aumentar considerablemente que se desarrolle un duelo complicado.
Entre los factores más comunes están:
- Una muerte súbita inesperada.
- La forma en la que se produce el fallecimiento (como una catástrofe, accidente, por violencia, suicidio, etc.)
- El parentesco. Es más probable que la muerte de un hijo afecte más que la muerte de un padre o abuelo.
- La edad (tanto de la persona fallecida como la persona en duelo).
- La relación que se tenía con esa persona, como tener una relación difícil con la persona fallecida (ej.: maltrato o abusos).
- La situación socioeconómica. Si se suman factores estresantes, como por ejemplo un divorcio o la pérdida del empleo, puede agravar el proceso de duelo.
- Factores personales. El tener algún tipo de trastorno psicológico previo puede aumentar la probabilidad de aparición de un duelo complicado.
Si estás un proceso de duelo o conoces a alguien cercano en esa situación, te has identificado con los factores de riesgo o con alguno de los indicadores, puedes consultarnos enviándonos un mensaje al info@insightmental.com, o puedes dejarnos un comentario en el post y trataremos de resolver tus dudas y orientarte por si necesitas ayuda profesional.